Falsa Libertad.

Falsa libertad

Me llamo Faiza, mi nombre significa victoriosa y g
anadora, he nacido en Azerbaiyán un país musulmán donde las mujeres islámicas han sido limitadas socialmente por su religión y cultura, relegadas al espacio privado como que las mujeres no pueden participar en órganos de decisión, en los países musulmanes se da un sistema patriarcal y muchas más medidas, pero una de las más importantes es la vestimenta de la mujer ya que muchas de ellas no pueden decidir lo que pueden llevar puesto.
A mis cinco años mi familia y yo nos mudamos a Alemania ya que mi padre obtuvo un trabajo mejor allí. Pero el nacimiento en una familia musulmana determina tu futura condición ya que en la religión islámica la mujer está vista para tener hijos con un marido y encargada de cuidar de ellos. Desde que era pequeña mi madre me vestía de una manera en la que yo no quería. Mis amigas del colegio llevaban faldas en el uniforme y yo tenía que llevar pantalones demasiado largos ya que no se podía ver nada de mi cuerpo y cuando yo me enfadaba y le decía que quería vestir con falda me atemorizaba con una leyenda de que un monstruo vendría a por mí si no me vestía de esa manera por lo que le hacía caso y seguía sus normas sin querer.
El momento culminante de mi vida fui cuando alcancé la adultez, me arrancaron de la oscura prisión de la infancia para introducirme en otra celda, pero esta vez era la de la adultez. En este último paso es en el que abrí mis ojos que no estaban acostumbrados a la luz del exterior y me di cuenta de que no existía ningún monstruo que vendría a por mí la razón era que me tenía que vestir así porque sí y taparme todas las partes de mi cuerpo solo dejando al descubierto mi cara, mientras mis amigas del instituto vestían con faldas, tops, shorts...y tenían novios o ‘’amigos’’ yo tenía que ir vestida como me obligaban. Y  cuando alcanzacé la madurez (15 años) me casé con un hombre de 53 años que llevaba siendo mi prometido desde los 6 años sin yo ser consciente de ello y sin haber elegido eso.
En mi país todos los años, meses, semanas… se dan  ‘’crímenes de honor’’ que son actos de venganza cometidos por miembros masculinos de la misma familia contra mujeres que han ‘’deshonrado’’ a la familia. Está el caso de Hatun Surucu, una mujer kurda asesinada por su hermano menor tras haberse divorciado con el hombre con el que se había casado a los 16 años. También el de Samaira Nazir que fue asesinada por su primo cuando le dio 18 puñaladas frente al resto de toda su familia, por negarse a casarse con uno de los candidatos que le había ofrecido su padre. En los países musulmanes 15.000 mujeres son asesinadas al año y cada vez se da más el infanticidio y ha llegado a alcanzar el 35% de las niñas menores de edad.
Entonces, yo planteo la pregunta ¿Es libre quién quiere o quién puede? Pues la verdad y sintiéndolo mucho es libre quien puede, ya que vivimos en una especie de caverna invisible. Muchas de las mujeres musulmanas dicen que ellas  lo eligen porque están orgullosas de su religión, pero en verdad si no lo llegan a elegir les podrían hacer barbaridades. He dicho lo de la caverna invisible ya que nosotras estamos cómodas llevando el velo y nos hemos acostumbrado a ello, pero si tuviéramos la oportunidad de elegirlo o no te aseguro yo que muchas mujeres no lo habrían escogido, porque a mí en verano no me gusta ir entera tapada con el calor que hace.

Una vez estudiando a Platón me enseñó que estaba completamente inmersa en el mito de la caverna, yo pensaba que era libre porque al final me acostumbre a vestirme con el velo, pero en verdad estaba siendo engañada, ya que me lo inculcaron desde que era pequeña y yo pues claro, lo veía como algo normal. Al final me mudé lejos de mi familia, rehíce mi vida en Francia y yo me vestía como quería, encontré un marido de mi edad y ya era cuando verdaderamente fui libre, me acostumbré a la luz del exterior de la caverna sin ningún impulso que me llevase a dentro de ella otra vez. No me importaba que me mirase otra gente y tampoco le temía a un ‘’monstruo’’ que vendría a por mí si enseñaba mi piel.

Comentarios

  1. Lo primero que salta a la vista es el aspecto del texto: deja bastante que desear (tipo de letra gigante, cambios de tipografía...). En cuanto al contenido, la idea no es mala y las conexiones con la filosofía de Platón parecen claras. Repasa a fondo la expresión (signos de puntuación, sintaxis, léxico) para facilitar al lector su trabajo. Tampoco estaría de más hacer ver que tu tesis no solo es válida para reflexionar sobre comportamientos de culturas lejanas sino para entender qué se esconde tras ciertas actitudes, supuestamente libres, de personas de occidente

    ResponderEliminar

Publicar un comentario