GUARDIANES DEL ODIO.
“La verdad
es que yo me alegraría si sufriera un accidente y tuviera una muerte agónica.
No se merece otra cosa”, esto decía un agente local de Madrid por un grupo de
WhatsApp de policías, haciendo referencia a la alcaldesa de Madrid, Manuela
Carmena. “Ojalá explote ‘La Sexta’ con todos ellos (A.G Ferreras, Ana Pastor y
su familia) dentro y que ese día estén también Pablo Iglesias y Rufián”,
afirmaba otro compañero, y sí, ellos son los encargados de defendernos, son
nuestros guardianes. Surgen muchas preguntas, ¿Cómo han llegado estas personas
a ser guardianes? ¿Los estamos seleccionando bien? ¿Qué va a ser de nosotros si
nuestros protectores tienen ideas tan radicales y, sobre todo, tanto odio
dentro?
Para
contestar estas preguntas vamos a repasar las ideas que Platón exponía en “La
República” sobre este tema. Platón diferenciaba en la sociedad tres grandes
grupos: los productores, los guardianes y los gobernantes, todos ellos debían
asumir su papel y vivir en armonía. Nos centramos en el segundo, los guardianes,
quienes tienen el deber de proteger al resto de la población, y son educados de
una forma especial para ello. Los guardianes, no pueden tener miedo a la
muerte, por eso no se les cuenta mitos que los asusten de pequeños; deben tener
personalidad de héroe: sin quejas o lamentos, sin relaciones afectivas y deben soportar
las desgracias firmemente; no se les permite la mentira o la risa; y, por
último, no pueden ser sobornables o desear la riqueza. Es una educación
bastante estricta y exigente, pero tras superarla, se crearía mejor prototipo
de guardián posible. Lo contrastamos ahora con nuestros protectores, la Policía,
y el proceso para formar parte de este cuerpo.
¿Qué hay que
hacer para ser guardián en la actualidad?
Para ser Policía Nacional o Local en España, hay que presentarse a unas
oposiciones, que constan de tres partes: un examen físico, un examen de
conocimiento del temario y un examen psicotécnico. En este último, se estudia
la personalidad del candidato y se evalúa si es apto o no lo es, para lo que
estamos estudiando, este examen es el más importante. Un examen de este tipo es
fundamental para controlar que los policías sean las personas ideales para
ello, pero vemos que algo falla, y falla bastante. Si no, ¿cómo puede ser
posible que personas capaces de decir barbaridades como “tiraba al mar a los
moros, comida para peces” tengan un arma y una placa? Es incomprensible, una
persona que afirma que “matar es nuestro lema” o alaba a Hitler, la persona que
posiblemente haya causado más mal en el mundo, no puede estar armada, y lo que
es peor, no puede ser la encargada de protegernos. ¿Cómo pueden haber pasado
estas personas la selección?
Con esto
llegamos a una primera conclusión, nuestro sistema de selección de guardianes
no funciona, o no funciona si lo que queremos es vivir en un Estado justo,
vivir en armonía.
Si
comparamos nuestro sistema con el de Platón encontraremos varias diferencias
significativas. Para empezar, en la propuesta de Platón, los niños son educados
con el objetivo de ser guardianes desde muy pequeños, los que no estudian y se
dejan llevar por las pasiones, se quedarán por el camino y serán productores,
los demás siguen su camino para convertirse en personas incorruptibles,
valientes, sin miedo, fuertes, para convertirse en guardianes. En España, los
policías no tienen ninguna educación especial hasta una edad bastante avanzada.
A un candidato a policía se le pide el título de Bachillerato (y a uno de
Guardia Civil, la Secundaria). Esto explica que nuestros guardianes no estén
preparados, tienen una educación como la de los productores. Pueden tener
miedo, pueden ser corruptibles, tienen relaciones afectivas y lo peor, sin
duda, es que (nos) tienen odio. Este último punto es muy preocupante, si
nuestros policías nos odian, ya sea por nuestras ideas políticas, nacionalidad
o cualquier otra razón, es que tenemos un problema bastante grave. Sus
consecuencias son claramente visibles, por ejemplo, se ven en los 844 heridos el
pasado 1 de octubre en Catalunya por las desproporcionadas cargas policiales.
Quizá la solución no sea otra que empezar de cero, crear un nuevo sistema de
educación para policías, que no tiene por qué ser el platónico, solo tiene que
ser un sistema en el que se eduque y se seleccione a las personas con los
valores necesarios para ser guardián. Por ahora, no nos podemos conformar con
esto, no puede haber ni un solo policía con ideas como las mencionadas, que son
ideas racistas y fascistas. Quizá cambiando la formación y educación de los
guardianes y haciendo una selección bastante más exigente, consigamos dar un
paso para cambiar nuestra sociedad, sociedad que, por desgracia, todavía deja
mucho que desear.
Quizás esos valores de los que deberían hacer gala quienes tienen la función pública de velar por nuestra seguridad son los valores cívicos sobre los que tiene que asentarse cualquier democracia . Está claro que la formación es vital. Para esto y para cualquier otra cosa. Buen trabajo
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